sábado, 28 de febrero de 2015

El arte del buen piropo

Necesitan ciertos piropos ciertas mujeres. A veces un piropo puede ser una mirada de admiración.

El piropo debe ser cortés. Halagador, relajado y reconocedor de la virtud femenina. Tiene que darse a la mujer que lo pueda recibir tranquilamente. Nunca a una mujer joven. Y nunca causando algún tipo de incomodidad.

Es una jugada arriesgada, sí. Pero debe sonar cual si fuera natural. Cual si el piropo y ellas se encontraran espontáneamente en la intrínseca naturaleza de las cosas y asimismo de las palabras. Como si nosotros fuéramos apenas un instrumento pasajero de una ineludible verdad.

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